martes, 21 de agosto de 2007

Epistola Maquinal

Queridos mamá y papá:

El sujeto A se encuentra parado, taciturno, inmóvil. Nada parece fuera de lo normal, todo esta “bien”; pero no, un sujeto B camina y sin darse cuenta tropieza con el sujeto A, que nunca se movió, ni siquiera al ver al sujeto B acercarse. Es allí cuando éste último sujeto, iracundo, después de ponerse en pie, suelta tremendo impacto contra la cara del sujeto A; que a su vez, es incapaz de contenerse, cae en cólera y responde. Allí es cuando una batalla más comienza, una y otra vez, desde antes que hubiera un hombre “pensante”, desde mucho antes y mucho después. ¿Y es que en realidad estamos condenados al gusto de pelear? ¿En verdad es una necesidad como “naturaleza humana”? No, me niego rotundamente, no es posible tanta desidia, tanto conformismo, tanta desfachatez. Y es que cuando uno no sabe a quien mas la culpa echar, siempre, infalible e incontrariable, esta la “naturaleza humana”; concepto trivial, inconcluso, mal entendido y prostituido por aquellos que no tienen mas que miles de padres y una sola madre y rehuyen a la realidad de ser. Así el siglo XX nos mostró una de las mayores capacidades del mediocre hombre, de aquél que no quiere ni deja vivir, aquél que “todo” lo tiene y “nada” previene, un punto mas bajo, el hombre hecho monedas, el no hombre del dinero. De ésta manera el no hombre ha vivido la última mitad del siglo pasado y el principio de éste como una rata en las alcantarillas que al más mínimo movimiento se embriaga de terror incontrolable al ver una fila interminable de grandes y pequeñas mariposas en formación rondando cerca de él, buscándole emancipar, pero que en su estupor una a una, de un zarpazo las pareciera aniquilar. Liberadoras como el 68 mundial, mariposas como el 59 cubano, zarpazos como el 73 chileno, como muchos más. ‘Y es que es la naturaleza humana quien tiene la culpa, no es posible dejarla atrás, es parte de la historia’ decimos, pero una vez un gran pensador dijo que hasta que no se rompan los viejos paradigmas de las instituciones arcaicas como la iglesia, no habrá historia sino prehistoria, pues sólo en ese punto el no hombre dejara por fin ese lastre que toda su vida ha cargado; el “no”, para así hombre y aún mas, humano ser. Humano como un día lo propuso Nietzche: íntegro, leal, autogestionabe, humilde y orgulloso, sano y completo. Un hombre como lo proponía Marx: autogestionable, sagaz, no egoísta, LIBRE; Humano en fin. Yo creo rotundamente en la convivencia pacífica, porque aunque creemos la "naturaleza humana", el hombre evoluciona, mental y físicamente, se desarrolla, y creer que solo por ser hombres, no merecemos vivir en paz, es una blasfemia a usted y a mi; porque así un día no habrá mas lastre, no habrá mas retén, no habrá mas muro en la cabeza de vos. Y voz será libre.

Y de ésta manera el desarrollo sigue y sigue, locomotora transmutada de mil alas poseedora, viva con restos calcinados de eones atrás, y sin embargo la máquina sigue pita, pita y caminando; no le importó impactar con un aeroplano que andaba volando bajo, no le importo cuando murió tanta gente, el maquinista con las tripas fuera que sin cabeza buscaba sombrero. Al llegar Maximiliano, que era entonces gobernante, vio el fogón abierto y a comer se metió al punto, allí el cocinero del otro mundo gustoso y dichoso le sirvió las tripas de un difunto. Tanta muerte, tanto horror, que ni los muertos son capaces de aguantar y solo el gobernante sin mas freno que la puerta caída a engordar llego sin más. Tal como un vals interminable la máquina sigue su curso, cada movimiento mas complejo que el anterior, cada vez mas horror que cuando el anterior, pero la máquina sigue pita, pita y caminando. Y es que todos quieren pastel, pero no ven que a pesar de que la maquinita sea necesaria para un día darse cuenta de la antilibertad emancipadora que a nosotros inherente es, la no humanidad no esta lista para ver. Hay un gigante egoísta en esa máquina, el nuevo maquinista, uno que conduce sin ética, sin recelo, ayudando tanto para bien como para mal y el boletista no hace mas que consecuentarlo. El maquinista ha tomado mayor velocidad en este último siglo, cada vez mas rápido, pero más implacable, dice no

necesitar ética pues él es quién dirige, pero no sabe que podemos volver a con un aeroplano chocar. No se cuestiona siquiera el destino al cual va a parar y solo avanza pues, según él, ese es su destino final, ya si otra colisión hay no le importará. A pesar de eso, el gigante tiene duendes en la cabeza, duendes pequeños y humildes que le recuerdan su humanidad y no le dejan exagerar, le dan control, le dan moral. La ciencia es así, y no da marcha atrás, pero con cada choque, con cada roce, con cada cosquilla sus ojos a la tierra se acercan más.

Y la máquina sigue, pita, pita y caminando, Pero los vagones cada vez más deterorados están, las mariposas ya han sido enjauladas debido constante cambio; el milenio nos vislumbra la ventana de un vagón que entre cristales y suciedades, un destino en común se ve. Los burgueses unidos (valga la antagonía), quieren una reestructuración de vísceras, pero también de carnes para mejorar la vida de los pueblos, de los pasajeros. 'No te salves camarada, no te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo' porque aún hay mucho que hacer, los paradigmas se han de romper, el humano ha de madurar, los lastres se han de tirar, porque solo así el gigante con bondad nos mirará, porque solo así las mariposas una vez más volarán. Los destinos son, pero no dependen de alcanzarlos, pues un día lo serán; no dependen de ser eliminados, pues más no se necesitarán; deben ser acelerados, pues en nosotros en el fin de la vía el bajar de la máquina está. En las paradas previas ha mejorado la tecnología, pero un polizón subió, la pobreza; otra parada, la comunicación, pero un polizón más se coló, guerras. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga pues así hoy, una mariposa voló hacia el sur; hoy su esplendor nos llevará más allá, ya sin ningún inútil memorándum. Y voz será libre."Ahora sereno mi ser, rejego de la desesperación, quiero poder volver a pensar".

Aqui la carta ya se termina, pues este aún no hombre ha decidido aterrizar, el mal tiempo no tenia buena cara. Con carño Antonio.

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