sábado, 29 de diciembre de 2007

Orto

Mirame bien, volví, y no sabes quién soy. "Un méndigo prosaico más" en tu lírica se lee. Roto en la cabecera de tu cabaña y brindando en una taberna por esos gorriones que piensan regresar.
Sí volví en libre asociación; sin lineamientos ni orto-grafias redundantemente anales. Como el cielo, prendido al cielo; un gorrión que brilla en la penumbra del corazón, en lo alto de la noche que cimbra el cielo de huidobral carmín. Así volví.
Mirame bien, volví, y aún no sabes quién soy. 'Otro prosado mendigo más' tu liracea linea escribe. Molio de viento, molino de cuento, molino de intento, molino por que te miento. Con Tos y hambriento; inventando historias de unicornios y panteras, palmeras sin pantaletas, Alfonsinas y no Altazores. No lo sé, ¿volví?

viernes, 28 de diciembre de 2007

(inconcluso)

y vos, ¿como sos?
¿o... eres acaso una anfibia hoja de lis,
o eres acaso un secreto dentro de su escondrijo madrigal?
un retaso vomitivo del diciembre sureño
o un sueño vestido tecolote orto-consul
y yo, carezco de voz;
a la espectativa de una pantera de un fastidio poco felíz,
de una caverna gnomófaga integral
de un hada incendiaria sin diseño
de un unicornio azul.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Fénix

El mundo necesita de Resurrecciones para que Heggel no pierda la razón,
de tiempo para que el péndulo tenga sentido/
El mundo necesita de quebrantos para que Esquivel no pierdan su sazón,
de algunas plumas y mas teclas para que el chocolate haye su lamido/
es y no es, quiere y desquiere; carnaval de fonogramas y guiónes aprendidos, de cosificaciones, y de museificaciones;
mentores y pupilos los que se desdibujan y en blasfemias de falaces realidades, maldirán y bendirán.
estamos de vuelta; de vuelta con la V grande en un Boom cacofonico por bendición y definición,
pero aquellos que aprendieron unidad por perder la soledad. Esos, esos no volverán.
Volverán las oscuras madreselvas a mañana volverte a visitar, y con letras y favores, nececitando ya un Zión.
el mundo necesita de resurecciones pues YA no hay mas realidad que la realidad;
abra ya el letargo oh gran espectador, el olimpo no es de verdad
¡TERMINASTE EL LIBRO! bien, ya...
es un organismo de mentira y cronopiaceas sustancias que se pierden
entre afrancesadas bizarrerías para cuando por fin nacer, estar listo y así me voy.

viernes, 21 de diciembre de 2007

hijo de parra

ojos arcillados
nunca me han mirado
la poesía me rechaza.
"y seré poesía"; así es como un día
entre humillación y jugeteo, entre jerundios
y blasfemias te leo a cada instante.
la razón es tuya, soy un hijo de Parra.

(pzeudo bozeto lirista) Carta a voz

Te perdí esa mañana, cuando la estrella comemzaba a derretir el último de mis suspiros sin pavilo. Una botella sobre la mesa y un papel manchado en cera de la vela que en la noche no durmió, y nunca lo podría imaginar. Me levanté y camine, sin ganas de una sonrisa, pues sabía que ni siquiera su filo sería capaz de defenderme. Un pie tras el otro, entre traspisadas y tropesones avansé buscando no encarar al monstruo de mis noches. quise ser libre, quise hacer algo que no sabía, quise ser y dejar de ser, quise (lease con la mayor guturalidad posible) creer que creo lo que quiero creer y no crear lo que devo croar. Salir de la autonomacia de un acorde menor, pero no podía, pero lo necesitaba; qué decir menor, de terceras menores solo cantaba. parecía chaperón sin remedio, acompañante incomodo en un matiné.
La botella, aún sobre la mesa, taciturna e inmutable, ofendía mis recuerdos mientras recitaba en firmes murmullos un poemínimo de paz y un círculo de huerta; un cronopio de Bolaño y una prosa de Parra. Pensé en escribir, pero las palabras quedaron mudas, pensé en componer, pero las corcheas habían huído, las plicas corrido y las rodas habían muerto. fue entonces cuando encontré esa vieja caja de espejos en el diván. Aquella que habías traído a sabiendas de mi temor enfermiso; entonces la botella reventó; odiaba esa caja; un pedaso de vidrio color carmesí; nunca la soporté ver en mi camino; un chorro intenso el suelo bañó; la caja, la carta y un suspiro sin pavilo, muerto en el verdor.